La UNESCO venía definiendo el patrimonio cultural inmaterial de la siguiente manera:
«La cultura tradicional y popular es el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes«.
A partir de la 32ª Reunión (París, octubre de 2003) se precisa el concepto de «Patrimonio cultural inmaterial» y se refiere con él a:
«los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, que las comunidades, los grupos, etc. reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural«.
En España el Plan Nacional de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (2011), lo define en los siguientes términos:
«Toda manifestación cultural viva asociada a significados colectivos compartidos y con arraigo en una comunidad«.
Y establece una serie de características muy importantes para definirlo:
- Está interiorizado en los individuos y comunidades, como parte de su identidad
- Es compartido por los miembros de una colectividad
- Está vivo y es dinámico
- Es transmitido y recreado
- Es transmitido generalmente desde la infancia
- Es preservado tradicionalmente por la comunidad
- Forma parte de la memoria colectiva viva, como una realidad socialmente construida
- Es experimentado como vivencia
- Está conectado con la dimensión material de la cultura
- Está habitualmente contextualizado en un tiempo y en un marco espacial
- Se desarrolla y experimenta en tiempo presente
- Remite a la biografía individual y a la colectiva
- Está imbricado en las formas de vida
- No admite copia
- Está ritualizado
- Constituye una experiencia desde la perspectiva sensorial
- Tiene efecto regenerador en el orden social
- Es vulnerable
Ámbitos del PCI según la Convención de la UNESCO (2003):
La Convención afirma que el patrimonio cultural inmaterial se manifiesta, en particular, en los ámbitos siguientes:
- tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial;
- artes del espectáculo;
- usos sociales, rituales y actos festivos;
- conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo;
- técnicas artesanales tradicionales.
El Plan Nacional (2011) ha definido y concretado más:
- Conocimientos tradicionales sobre actividades productivas, procesos y técnicas
- Creencias, rituales festivos y otras prácticas ceremoniales
- Tradición oral y particularidades lingüísticas
- Representaciones, escenificaciones, juegos y deportes tradicionales
- Manifestaciones musicales y sonoras
- Formas de alimentación
- Formas de sociabilidad colectiva y organizaciones
Dicho Plan afirma expresamente:
«Las actividades y expresiones colectivas consideradas Patrimonio Cultural Inmaterial están dotadas de un sentido compartido plasmado en conocimientos o creencias especificas que se han ido elaborando en función del entorno particular, en interacción con la naturaleza y la historia y que infunden un sentimiento de identidad y continuidad; la permanencia y la vitalidad de dicho Patrimonio contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana.
Estas acciones y expresiones, relacionadas entre sí, deben ser compatibles con los instrumentos internacionales que protegen los Derechos Humanos y con los imperativos de respeto mutuo entre comunidades, grupos e individuos y los principios de desarrollo sostenible«.
La memoria como elemento transversal del PCI:
Todo lo que los portadores del PCI recuerdan es patrimonio vivo (si no, sería patrimonio documental) en ese soporte incomparable y vulnerable a la vez que es la persona, la mente corporizada.
Así, para captar en toda su complejidad y en todo su extraordinario valor este patrimonio, habría que considerar las manifestaciones culturales directas y vivas, por una parte, los testimonios de la memoria colectiva sobre ellas, por otra, y los testimonios sobre manifestaciones perdidas o casi perdidas.